Daniel Wahl, en un momento de la entrevista, en su casa de Establiments. | M. À. Cañellas

Daniel Wahl (Munich, 1971) es uno de los ponentes del Foro eMallorca Challenge sobre energías, movilidad y turismo sostenible, que se celebrará los próximos 3 y 4 de junio en la Fàbrica Ramis, de Inca. Wahl vive desde 2010 en Mallorca, donde ha ayudado a crear SMART UIB y trabaja a nivel local e internacional como consultor, educador y activista. Entre sus clientes se encuentran empresas, universidades y ONGs de todo el mundo. En 2016 publicó Diseñando culturas regenerativas, con amplia repercusión internacional.

Foro eMallorca Challenge

¿Qué son las culturas regenerativas?
— Nuestros antepasados en todo el mundo crearon culturas regenerativas, en el sentido de cuidar los ecosistemas o las biorregiones que habitaron. Nuestro impacto debe ser sanador, regenerativo de los recursos que consumimos. Así ha funcionado el 98 % de la historia de la Humanidad. Se trata de volver a una cultura en la que somos parte de la naturaleza y reparamos los daños que le causamos.

Es decir, no limitarnos únicamente a la extracción, sino a regenerar los impactos que producimos.
— En 8.000 años de agricultura, hemos eliminado la mitad de los bosques que había en la Tierra. Y en los últimos siglos, el consumo de combustibles fósiles ha causado duros impactos que no han sido reparados. A partir de las potencialidades locales, todos debemos asumir un cambio de mentalidad para enfrentarnos al cambio climático, como lo hacemos para avanzar en la igualdad de género o en una mayor igualdad económica.

No se trata de grandes innovaciones, sino de volver a conocimientos ya existentes
— Sí, se trata de volver a la sabiduría y la experiencia de nuestra especie, pero aprovechando también los siglos de ciencia y tecnología. Todo este econocimiento debe servirnos para restablecer un equilibrio en el que se vinculan la salud humana y la planetaria. Las pandemias son más probables si destruimos los ecosistemas. Las leyes de la naturaleza funcionan desde hace 3.800 millones de años. No las elegimos. Podemos reaprenderlas.

Su residencia en Mallorca desde 2010 tiene que ver con sus teorías.
— Mallorca puede ser un fantástico campo de estudio biorregional, una región piloto de la cultura regenerativa, al igual que el conjunto de Balears, con un modelo diferente para cada isla. Y desde aquí podemos ayudar a 400 millones de personas que viven en la cuenca mediterránea, al igual que a zonas californianas, australianas y sudafricanas que tienen nuestro mismo clima. En Mallorca ya hay brotes de entidades que apuestan por las culturas regenerativas y que pueden funcionar en una red de colaboración, ser piezas de un puzzle. De poco sirve reunirnos para que cada uno hable de lo que hace por separado. Destacaría dos piezas del puzzle: tenemos importantes entidades de investigación marina y es significativo que Balears sea la comunidad donde más crece la agricultura ecológica. Y se pueden crear grupos de consumo para que sus productos resulten más baratos.

¿Qué se puede hacer en una Mallorca regenerativa?
— Implantar una visión global de lo que tiene que ser el turismo, el transporte, la agricultura, el balance hídrico o la protección del paisaje. Por ejemplo, en Mallorca se practica una agricultura donde no se plantan árboles para crear sombras. Con cultivos permanentemente expuestos al sol en una tierra desnuda, se produce una mayor evaporación del agua y una parte de ésta se desaprovecha. Si la primera capa de la tierra supera los 30 grados, la microbiología se muere y se pierde fertilidad. Antes se mezclaban cultivos y zonas arboladas. Lo de dejar el suelo quemándose al sol es una práctica reciente, a la que se han añadido los fertilizantes.

¿Otro ejemplo?
— En Mallorca, la lana se quema. De entrada, al quemarla se generan emisiones. Además del provecho tradicional para crear tejidos, es un buen aislante para las casas y la lanolina es un engrasante natural perfecto. Pues nada, quemamos la lana. Otro ejemplo: una importante empresa de catering ha descubierto que la harina de algarroba y la almendra molida de Mallorca son fantásticas para sus postres. Hay que salir de la encorsetada división tradicional en sectores económicos.

Aun así, ¿qué hacemos con el turismo?
— Puede haber un turismo regenerativo si los hoteleros apoyan los productos locales y las energías renovables. Incluso podrían hacerse socios de las empresas que les suministran. Deberíamos avanzar hacia un modelo de menos turistas que permanecen aquí más tiempo, incluso reconvertir hoteles en espacios donde jubilados europeos puedan residir durante largas temporadas, con asistencia sanitaria. Desestacionalizar con menos turistas.

Del apoyo hotelero a la producción local siempre se ha hablado y, con excepciones, nunca se ha hecho.
— Los hoteleros deberían plantearse si realmente les resulta más beneficioso un suministro externo de peor calidad para ahorrase unos euros. La apuesta por productos locales con un valor añadido genera un efecto multiplicador que tiene su retorno. Contribuir a un tejido local más fuerte nos beneficia a todos.

¿Transporte?
— Ser islas nos beneficia para poner fin al motor de combustión antes que los demás y así tenemos más opciones a fondos y ayudas. ¿Por qué no recuperar el antiguo mapa ferroviario de Mallorca, pero con trenes eléctricos? También podemos hablar de potenciar los coches de alquiler eléctricos y el uso compartido de vehículos comunes.

¿Qué diferencia hay entre la cultura regenerativa y la sostenibilidad?
— Una sociedad regenerativa nunca tiene un final. El proceso nunca para. En cualquier caso, no hay que despreciar el trabajo anterior en favor de la sostenibilidad.